Los orígenes de María Magdalena.
Por Javier Sánchez
Durante siglos, la iglesia de Roma se ha esforzado por darnos una imagen sobre María de Magdala, como una prostituta, de vida descarriada que se vio atraída casualmente, por el mensaje y la predicación de Jesús, hasta formar parte de sus seguidores. Restándola toda importancia, cometido y papel.
La sorpresa llega en el año 2016, cuando el Papa argentino, Jorge Bergoglio, más conocido como el Papa Francisco, da la orden a su arzobispo Arthur Roche, secretario de la congregación para el culto, en la que se anuncia que María Magdalena, pasa a ser considerada con el titulo de “Apóstol apostolorum”, que traducido del latín, viene a decir algo semejante a “Apóstol de los Apóstoles”.
Claro, algo tan demoledor, pasa desapercibido para la mayoría de nosotros, pero para los estudiosos de estas materias, es un hecho sin precedentes. Pues este titulo tan ostentoso, siempre perteneció por siglos a la figura de Pedro el pescador, considerado primer pontífice de Roma. Según declaraciones de la congregación del culto, esta medida es tomada en reconocimiento a la labor de la mujer dentro del seno de la iglesia, aunque sabemos por pura observación que este papel fue, y es cero, desde los inicios hasta nuestros días, ya que ellas, por desgracia, siguen sin poder ostentar siquiera el rango de sacerdocio, por ley canónica. Y aquellos que queremos ir a más profundidad de las declaraciones oficiales, pensamos que obedece más bien, al propio miedo que la iglesia de Roma, tiene de que ciertas informaciones, puedan llegar a ver la luz publica, como ya estuvo a punto de ocurrir ante los hallazgos de los manuscritos hallados en la localidad egipcia de Nag Hammadi.
En este caso, cualquier filtración ha sido contenida, y suficientemente ofuscada hasta nuestros días.
Aunque bien es cierto que Magdalena escribió un breve texto, conservado en estos manuscritos, a su paso por Egipto, justo después de la muerte del Maestro Rabí Jesús, tras un año de descanso en su tierra natal Egipto, emprendió un viaje largo por el sur de Francia, y las tierras de Inglaterra y Escocia, terminando sus días en la Francia de cerca de los Pirineos.
En este primer avance del evangelio de Magdalena, encontrado en Nag Hammadi, Magdalena hace mención de cómo el Maestro la instruyó en cosas mas profundas que al resto, por la natural relación que ellos poseían, de hecho, los cristianos Cátaros franceses del siglo XIII, los consideraban un matrimonio sagrado.
Pero este texto de Egipto es breve, y sesgado. Los que estudiamos esta materia consideramos que el grueso de su libro fue escrito en su ancianidad, en las tierras del sur de Francia, y conservados por la comunidad cátara hasta su aniquilación en el siglo XIII.
Quizás la Iglesia de hoy en día, tema que se produzca un hallazgo o filtración, y se prepara para dar reconocimiento a quien realmente lo tuvo, salvando así parte del inmueble, con un atributo tan grandilocuente, como esa declaración de Apóstol de Apóstoles, haciendo una leve mención a la verdad.
La realidad es que los orígenes de Magdalena si se sigue la línea de investigación, son muy otros.
De familia con grandes recursos económicos, su padre por nombre Cleofás, fue hebreo, contratista de obras, y experto en la construcción, nacido en Magdala, pueblo del lago de Galilea. Desplazado para hacer fortuna en Egipto, donde los salarios doblaban los de Israel. Se enamoró perdidamente de la suma sacerdotisa del templo de Isis, por nombre Eli-Ha-Jaad, madre de Magdalena, y de sus hermanos Marta, y Lázaro. El nombre real de Magdalena fue Sofía, nacida en la ciudad de Asuan, en las orillas del nilo.
Cleofás era primo segundo de María de Nazaret, y gran amigo intimo de José. Al nacer Jesús, por la persecución de Herodes, tuvieron que huir a Egipto, y no fue algo escogido al azar, fueron a refugiarse a casa de los parientes fuera de la nación. Allí encontraron refugio, casa y trabajo para José.
Jesús y Magdalena se conocían entonces desde infancia, y la primera enseñanza de ellos fue en Egipto.
A los 5 años cumplidos, José y María y los hijos nacidos de ellos allí, volvieron a Israel, y Magdalena a la muerte de su padre con 17 años, habiendo terminado sus estudios en el templo de Isis, trasladaron toda la familia también a Israel, cerca de los parientes más queridos.
Eli la madre de Magdalena y ella misma, adoptaron pues de sobrenombre en Israel como María viuda de Cleofás, y María hija de Cleofás, pues Marta y Lázaro, ya poseían nombres hebreos escogidos por su padre. Hemos de recordar que los hebreos no eran muy amigables con denominaciones foráneas, a los que despreciaban bajo la denominación de gentiles.
Estos primeros días de febrero, se celebra en muchos países de habla hispana, la famosa fiesta de la candelaria, que rememora la presentación de Jesús en el templo, que por supuesto, no pudo ser en el templo de Jerusalén, sino en el templo de Isis en Asuan, en una ceremonia oficiada por su madrina, la madre de Magdalena, alta sacerdotisa del templo, en la que Jesús y su Madre fueron presentados como Divinas esencias en Egipto, y con el ritual de circuncisión incluido por la tradición de Israel.
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