LA IMPORTANCIA DE CENTRARSE.

En estos momentos que nos toca vivir, estas realidades impuestas, así las denomino en mi libro “¿DÓNDE ESTÁ LA REALIDAD?, considero de fundamental importancia, que cada ser sobre esta tierra, logre estar CENTRADO para mantener su cuerpo, mente y espíritu, en un equilibrio que le permita sobrellevar la situación, de manera inteligente para poder salvaguardar la salud y su calidad de vida.

El miedo es una herramienta muy poderosa en aquellas manos expertas acostumbradas a utilizarlo, para poder dominar a su antojo a las masas impregnadas de ingenuidad e ignorancia. Se sirven de verdades ocultas enmascaradas con hipocresía por otras premisas revestidas de falsedad para infectar a la creencia humana. Cuando te planteas un objetivo con el que pretendes ser el amo y señor de la situación global de la sociedad humana, buscas escusas irrefutables que promuevan el miedo y puedas así afirmar tu dominio inescrupuloso.

Ante esto, vamos a reflexionar sobre “LA IMPORTANCIA DE CENTRARSE”. El crecimiento espiritual se sucede cuando buscamos nuestro centramiento y con ello aumenta nuestra frecuencia vibratoria, lo que nos hace más fuertes e inalcanzables a los antojos del miedo. El centramiento y el crecimiento espiritual van de la mano. Cuando logramos una cosa también logramos la otra. Conseguir un estilo de vida en el que el equilibrio de nuestro Ser  sea permanente, nos hace invencibles y para muchos también invisibles. ¿Pero qué es estar centrados? Es como un barco en la tormenta cuyo capitán entiende el navegar entre las olas y su destreza enfrenta la furia de las aguas que por más que golpeen incansablemente contra el navío; con valentía supera a la zozobra. En esta metáfora podemos descubrir analogías. El entorno tormentoso nos golpea; nuestro Ser es nuestro barco y el capitán nuestra consciencia. El centramiento es la destreza que con consciencia hemos desarrollado para poder navegar sin sucumbir. Esto quiere decir, que nuestro Ser, mantiene el equilibrio a pesar de las turbulencias de pensamientos que sin parar se suceden unos a otros, en nuestra mente. Centrarse implica que mantenemos la armonía entre todos nuestros planos de existencia, provocando una calma de inmutabilidad emocional. Los acontecimientos de la vida pueden ser muy variados; por lo general son efectos de causas que nosotros mismos generamos a consecuencia de las iniciativas y elecciones que hacemos en base a los propósitos que nos planteamos conseguir. En estos momentos estoy desarrollando el presente escrito que Usted, lector, lo está leyendo en su momento. Es un escrito que hago porque me regala un sentimiento de agrado y provoca un estado de satisfacción al darme la oportunidad de transmitir conocimiento que en este caso es la esencia de mi  propósito. Tal vez puedo decir que es un Don que tengo (de esto hablaremos en otra oportunidad). Pero lo que es seguro, esta acción que estoy realizando se convierte en causa  y sin ninguna duda generará efectos, que pueden ser positivos para unos y negativos para otros, incluyéndome a mí mismo. Pero casi siempre no lo vemos de esta manera, se lo atribuimos a la vida como situaciones ajenas a nosotros. Es cierto que algunos  efectos que inciden sobre cada uno de nosotros, proceden de causas generadas por terceros, como la mía que acabo de describir y que con toda seguridad algo va a provocar en Usted, amigo lector. Aunque podemos decir que las manifestaciones de la naturaleza, como la lluvia, las tormentas, los terremotos, etc. No tienen nada que ver con nosotros. ¿Estamos seguros de ello? Entonces: ¿A qué se debe el cambio climático? Debemos tener en cuenta que somos parte de una totalidad que se llama Universo; y como dice un sabio: “Hasta la más mínima brizna de hierba incide en la Totalidad. Con todo esto quiero decir que no debemos echarle siempre la culpa a la vida, ni la culpa a Dios; nosotros somos los principales responsables aunque a veces no entendamos de donde provienen dichos acontecimientos. Miremos lo que estamos viviendo en estos tiempos, estas realidades impuestas no las provoca Dios, ni la vida misma; son planes maquiavélicos creados por el hombre en base a la gran estupidez humana que siempre pretende más TENER que simplemente SER.

Volvamos al CENTRAMIENTO. Siempre me sirvo del mismo ejemplo. Me facilita la explicación, ilustra de una manera muy clara. Supongamos un huracán. En el ojo del huracán, su centro,  todo es inmutable, no sucede nada; todo está tranquilo. A su alrededor, todo es caos, mucho viento destructor que arrasa con lo que encuentra.  Nosotros tenemos que ubicarnos en el ojo de nuestro huracán; un huracán de preocupaciones, pensamientos, emociones, sensaciones, temas a resolver y mucho más. Y el procedimiento a seguir es: permitir que ese caos gire a nuestro alrededor pero que no nos arrastre. Ir marcando prioridades y atender uno a uno los temas, pero sin perder el equilibrio de la inmutabilidad. Cuando nos asedia el efecto de una causa, enseguida nuestra mente genera uno o varios pensamientos provocando ansiedad, preocupación, alteraciones emocionales, lo que podemos decir en una palabra: “Estrés”. Si dejamos que esta situación nos afecte, y nos convertimos en toda esa inestabilidad, quiere decir que estamos inmersos en el caos y que el torbellino de acontecimientos nos arrastra, se altera nuestro sistema nervioso y si esto se extiende en el tiempo, concluimos en un estado de enfermedad e impotencia. Si no queremos que esto suceda, retomemos nuestra ubicación en el ojo de nuestro huracán y centrémonos. Vivamos en el presente atendiendo las prioridades marcadas una por vez, y no dejemos que nuestra mente nos distraiga llevándonos a una vivencia virtual del futuro porque estaríamos desdoblados activos en el aquí y ahora pero con el pensamiento puesto en lo que tenemos que hacer mañana. Este es el desequilibrio al cual me refiero. Si bien sabemos que tenemos que hacer mañana, nuestro cuerpo, mente y espíritu tiene que funcionar en armonía al unísono  en el presente; que si cumplimos en sucesión de hechos a consciencia ubicados de instante en instante, al objetivo que nos hemos propuesto vamos a llegar sin estrés. No hace falta que actuemos en el hoy con nuestra mente puesta en el mañana. El mañana dependerá de lo que hagamos paso a paso; como dicen por aquí: “lento pero sin pausa”; concentrados en el momento presente.

Hay diversas técnicas para acostumbrados a estar centrados y transformarlo en nuestro estilo de vida. Tenemos técnicas de relajación, mantralización, observación y ejercicios respiratorios, Cada una de ellas forma parte de la meditación. También contamos con ejercicios psicofísico o se puede practicar Taichí, Chicun  y hasta la danza. Para llegar al estado de meditación como el estilo de vida que es el centramiento, se pude acudir a distintas técnicas meditativas, que no son meditación pero sí un puente que nos permite llegar a ella. No voy a extenderme en esta oportunidad en profundizar en cada una de las técnicas mencionada. Las dejo para la siguiente oportunidad. De todas formas mencionaré cómo se conforma una efectiva meditación. Comenzamos en sentarnos cómodamente, la columna recta, manos sobre los muslos una sobre la otra con las palmas hacia arriba. Seguidamente observamos. La primera observación va dirigida a la respiración para tomar consciencia de ella. A continuación podemos mantralizar y después   practicamos una técnica de relajación profunda. De esta manera estamos preparados para entrar en la técnica meditativa, que puede ser vipassana, zen, centrados con la música; con los ruidos; y otras.

De esta manera, di una noción de lo que es estar centrado y de la importancia que tiene, para poder superar las instancias críticas que se nos presentan generando estrés, que con seguridad podrá afectar nuestro equilibrio y por consiguiente la salud.

Nos encontramos en la próxima

Angel Fantauzzi